miércoles, 3 de junio de 2015

HORA DE COMER

¿Les ha pasado que la hora de comer se convierte en una batalla campal?

      Les comento que no son los únicos que a diario estén pasando por esta situación en la que los alimentos parecen ser el peor enemigo de nuestros hijos. 

     Resulta que son muy frecuentes los casos de desordenes alimenticios en niños con TEA y que entre las causas más comunes encontramos:

  • Alteración sensorial
  • Rigidez e Inflexibilidad
  • Alteraciones Sociales
  • Medicas: Alergias, Intolerancias, Alteraciones del aparato digestivo, consumo de fármacos..
    En muchos casos los diferentes problemas se retro-alimentan unos a otros, es decir, un problema sensorial se aumenta con uno conductual, una alteración social se aumenta por la rigidez, un problema sensorial se alimenta de los anteriores, un problema médico aumenta la irritabilidad que desemboca en conductas más restrictivas, un niño inapetente se encontrará irritable a la hora de la comida...  Conclusión: podemos encontrar situaciones realmente complejas. 

    Pero esto y más lo supe cuando comencé a investigar para descubrir que estaba pasando con Moisés, si esto que estábamos viviendo le ocurría a otros niños y como habían solucionado sus padres..

    Les resumo nuestra experiencia.

     Al cumplir los 9 meses de edad, Moisés comenzó a rechazar los alimentos que en anterior ocasión ya había probado, entonces ya no quería sopas, no quería papillas, solo aceptaba el tetero (biberón) lo que se traducía en consumo excesivo de harinas y por consiguiente, sobrepeso; pero no tenia ni idea de lo que podía hacer para corregir esto y dejándome llevar por el "ya comerá" y "algunos niños son así" decidí esperar, hasta que cumplió 2 años y pudo más la preocupación al ver que su menú consistía en teteros (biberón), sopas licuadas de vez en cuando, platanitos, gelatina y compotas. Fue entonces cuando aquella pediatra me sugirió dejarlo pasar hambre durante todo el día o hasta que el niño aceptara probar algún alimento.

     Por su puesto que el corazón no me dio para dejar a mi niño pasar hambre pero hice algo peor, obligarlo, era horrible verlo llorar, vomitando y con arcadas por tener 3 granitos de arroz en la boca, situación bastante traumática para él y para mi. 

    Cuando fuimos a la nutricionista y nos preguntó porque no le gustaba comer, debo confesar que me sentí decepcionada ya que la intención de la visita a su consultorio era encontrar una respuesta a la misma pregunta. Salimos con una hoja impresa con el menú que debíamos darle, el asunto es que a pesar de explicarle todo el caos en que se convertía la hora de la comida no supo calmar nuestras inquietudes.
   
    Para afrontar estas situaciones lo primero que debemos hacer es saber identificar el caso en particular y como he dicho en anterior ocasión, debe ser trabajado siempre de la mano con su respectivo especialista.


    Es habitual encontrarnos con la HIPERSENSIBILIDAD e HIPERSELECTIVIDAD siendo ésta última la alteración que mejor describe el comportamiento que presenta Moisés a la hora de comer. La combinación de ambos es también bastante habitual, donde las alteraciones sensoriales potencian las conductas restrictivas. Una Alteración Sensorial es una condición neurológica en la que se malinterpreta la información que reciben nuestros sentidos, es decir, las sensaciones se perciben de manera alterada la vista, oído, tacto, olfato y movimientos. 


HIPERSENSIBILIDAD

Ante un cuadro de hipersensibilidad podemos encontrar conductas tales como:

o    Acumulación de alimentos en la boca, sin que el niño se de cuenta.
o    Bocados muy grandes.
o    Busca sabores fuertes (Limón, picante, quesos azules,…)
o    Predilección por alimentos crujientes.
o    Pasión por refrescos gaseosos.
o    Tendencia a tomar la comida o muy caliente o fría.
o    Presencia de babeo abundante.
o    Dificultad a la hora de limpiar al niño.
o    Reacciones exageradas.

     En casos de hipersensibilidad podremos ver que el niño no se deja tocar la cara, y sobre todo la parte que rodea la boca (Zona orofacial). A su vez cepillar los dientes puede convertirse en una misión muy complicada por la resistencia del niño. Ante alimentos de consistencias mixtas es habitual una postura de rechazo, y presenta reflejos de vómito cuando se le fuerza. Puede mantener la comida en la boca durante mucho tiempo, o escupirla, cualquier cosa para no tragarla. Puede presentar reacciones que parecerán exageradas, con arcadas, detección de pequeños cambios en las texturas de la comida, muy sensibles a cambios de temperatura.
HIPERSELECTIVIDAD
Ante un cuadro de hiperselectividad podemos encontrar conductas tales como:
o    Rechazo absoluto a probar nuevos alimentos.
o    Obsesión por comer siempre lo mismo.
o    Fijación con determinadas texturas, sabores, olores, temperaturas,…
o   Obsesión con determinadas marcas o con los envases. Por ejemplo, el niño solo come una marca determinada de yogurt, el fabricante cambia el diseño del envase y el niño ya NO quiere el yogurt.
o    Predilección por determinados alimentos excluyendo todos los demás.

     La hiperselectividad alimenticia de niños con Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) genera grandes problemas a la hora de la comida. El niño sencillamente se niega a ingerir alimentos que no estén dentro de su “lista” de alimentos admitidos, este hecho genera una mala calidad en la nutrición del niño y a su vez un elevado nivel de desesperación y estrés en los padres y cuidadores.

     Es muy útil para el niño y para el grupo familiar emplear el tiempo y los recursos necesarios para resolver los desordenes alimenticios. No existe una receta mágica para resolver estos problemas y debemos estar conscientes de que la familia no son la causa de los mismos. Debemos ponernos metas realistas al momento de la intervención porque no es algo a lo que veremos cambios a los tres días, mientras más severo sea el desorden, más tiempo llevara el corregirlo. 
    Nosotros aún trabajamos en esto, lamentablemente no tenemos asesoría de un especialista así que el avance de Moisés ha ido bastante lento. Aún así estoy orgullosa de que en los últimos dos años hemos tenido éxito al probar nuevos alimentos, no son muchos pero cada pequeño paso es un gran logro.
Y mientras trabajamos para corregir, les ofrezco algunas sugerencias que me han funcionado:
• Utiliza material visual para estimularlo (pictogramas, fotos...)
• No colmes su plato si sabes que no podrá comer grandes cantidades
• Convierte el momento de la comida en agrada algo agradable y no en una guerra
• Respeta su tiempo de alimentación
• Respeta sus gustos al comer
• Procura que el niño no coma fuera de sus horarios de comidas.
• Trabajar el tiempo de permanencia sentado a la hora de la comida.
• No lo forces para que coma alimentos si aún no está preparado. De ser posible invítale a ver el proceso de preparación, motívalo y refuerza con elogios sus intentos.

Mucha suerte y recuerden que las intervenciones siempre deben darse de la mano con el especialista correspondiente...
Les dejo estos enlaces que pueden consultar para tener un poco más información sobre el tema.








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