viernes, 19 de octubre de 2018

MANEJO CONDUCTUAL EN TEA

Me gustaría iniciar esta entrada con una frase que leí por ahí:


"Tal vez la tarea más difícil de ser padres,

no es la de controlar el comportamiento de los hijos, sino controlar el propio”.
-Luther Lakota-

Y es que el tema del comportamiento y conductas disruptivas de nuestros peques, nos hace perder la paciencia y frustrarnos, en ocasiones tanto o más que ellos, llegando en algunos casos al maltrato físico y psicológico. Esto también es posible ver esto incluso en las instituciones educativas, cuando el docente frustrado por no poder "controlar" al niño reacciona de forma negativa. Y es que algunas personas ven a los niños como adultos en miniatura e incluso se les exige un control total de las emociones a los tres años de edad cuando muchos de treinta años aún no lo hacen.

Ahora bien, entre las conversaciones que he mantenido y los comentarios leídos de las mamitas, el tema de mayor interés es el manejo en casa de ciertas conductas que resultan socialmente inaceptables y por supuesto produce angustia el no saber como enfrentar estas situaciones. En la actualidad existen diversas técnicas para el manejo de estas conductas en los niños con TEA, y las terapias resultan efectivas, por supuesto cuando las terapias son acompañadas del refuerzo constante en casa.

Pero ¿Qué pasa cuando esas terapias por razones varias resultan inaccesibles, cuando no podemos costear o mantener una asistencia constante a los centros terapéuticos? Ese fue nuestro caso, lamentablemente no tenemos la posibilidad de asistir con frecuencia a las terapias que requieren mis peques, pero a las pocas que asistimos intentamos sacar el mayor los provechos haciendo cualquier cantidad de preguntas (les sugiero realizar anotaciones y llevar la lista con todas las inquietudes). Además, el internet se convirtió en nuestro aliado a la hora de descargar material de lectura que complementara la información o estrategias ofrecidas por los terapeutas.
De este material el que ha tenido mayor impacto y nos ha funcionado de maravilla ha sido la Guía: 200 Consejos y Estrategias para Padres de Niños con Síndrome de Asperger, por supuesto, aplicable a cualquier realidad, realizando adaptaciones acorde a los requerimientos y edad de cada peque.

Lo primero que nos debe quedar bien claro es que...

Tomaré este texto de Berna Iskandar (Periodista, meditadora, blogger, conferencista, divulgadora de temas de crianza alternativa, creadora de @conocemimundo conocemimundo@gmail.com quien lo explica de la mejor forma:



"¿Qué pasa con los berrinches en el cerebro de los peques?

Estos son principios básicos de la Disciplina Positiva. Es por eso que, personalmente, he desechado los métodos conductistas, sin embargo, cada niño es diferente y el entorno que rodea a cada familia. Aquí les va el texto que apela a acompañar la emoción de un niño con rabieta:



Las rabietas son manifestaciones propias y saludables de la edad (2 a 5 años) por razones psicoevolutivas.


  • El niño pequeño se encuentra bajo dominio del cerebro medio (emocional o límbico) El cerebro superior (racional o neocortex) está en formación. Por tanto durante la primera infancia son básicamente emocionales. No han madurado recursos racionales para expresar/gestionar las emociones como lo haría un niño mayor (7 años en adelante) o un adulto.

  • Durante una rabieta el cerebro emocional toma control y la criatura –aunque quiera- no puede parar. Se produce lo que los neurocientíficos llaman secuestro amigdalino o amigdalar. Por tanto la expresión del niño es pura, intensa y genuina, y no manipulación como se ha hecho creer desde el criterio adultocentrista.
  • Las rabietas quedan atrás por si solas en la medida en que el niño madura. Difícilmente veremos a un niño de ocho o de diez años tirarse al piso en medio de un pasillo del supermercado, secuestrado por al amígdala cerebral. En esta etapa, si no hemos provocado interferencias, ya pueden manifestar disconformidad mediante recursos propios de su edad (argumentar, insistir, negociar, etc…)
  • Las rabietas se pueden evitar, atendiendo oportunamente las señales sutiles de los niños (hambre, cansancio, necesidad de brazos, mirada, consuelo…) antes de que, a falta de recursos, desborden en una explosión emocional descontrolada. Las rabietas también pueden evitarse si nos anticipamos (pasamos por la acera de enfrente de la juguetería cuando vamos apurados para evitar que el niño la vea y quiera quedarse).
  • Una vez que se producen las rabietas, la forma respetuosa de abordarlas es acompañar, (SIN IGNORAR, NI CASTIGAR) empatizar con el niño, validar sus emociones (entiendo que te sientas mal por…), mantenernos siempre disponibles, abrazar si el niño lo permite, impedir que el niño se haga daño o dañe a los demás.
  • No siempre podemos complacer los deseos del niño. Pero podemos permitir que manifieste y mantenga contacto consciente con sus emociones sin que ponga en riesgo su integridad o la de otros, en cuyo caso podemos contener con firmeza y sin violencia".

Suena todo perfecto, y seguramente te preguntarás si eso de: "Las rabietas quedan atrás por si solas en la medida en que el niño madura" aplicará a nuestros peques con TEA. Y las respuesta es SÍ, nuestros peques también pasan por el proceso de maduración porque el desarrollo del ser humano no es estático, las conductas (y ciertas características) son susceptibles a disminuir, cambiar e incluso desaparecer con la intervención adecuada. ¡OJO! Con esto no se habla de la famosa "cura", sino de MEJORÍA SIGNIFICATIVA; pero sucede que, debido a la existencia de un trastorno del neurodesarrollo, esta "maduración" se realiza de forma tardía y requiere de nosotros, su entorno (papá, mamá, hermanos, abuelos, docentes...) y orientación psicológica, para lograr con exito instaurar o eliminar ciertas conductas.

Entonces, ¿Qué debo hacer? (Eso me preguntaba al principio con mucha frecuencia)
Buscar información, es el primer paso, sobre las técnicas que puedo utilizar en casa. Pero no cualquiera funciona, debemos buscar o modificar de manera que se adapte a nuestra realidad, a nuestros recursos y a las necesidades de nuestros peques.

Por ejemplo: Está molesto y su primera reacción es golpear, lanzar objetos y gritar. Desde casa y con ayuda que la guía que antes les comentaba realizamos una lista, en familia de cosas que podemos hacer y cosas que no podemos hacer cuando estamos enfadados, la idea de esto es establecer normas y límites (recordemos que los límites dan estructura y la estructura ayuda a mantener la calma). Además, es una actividad en la que puede participar toda la familia y podremos ayudarle a identificar la emoción y expresarla de forma saludable sin herir a las personas que nos rodean.


Importante resaltar que estas estrategias no funcionan de forma mágica, es decir, puede tomarnos incluso meses (años en mi caso) ver los resultados, pero es nuestra constancia y paciencia lo que dará frutos.



Pero antes de aplicar alguna estrategias debemos tener en cuenta que no todas estas manifestaciones tienen el mismo origen, quizá ese berrinche es realmente una crisis debido a un tema sensorial y como padres, muchas veces cansados, podemos pasar por alto esas señales que nos enviaba el niño indicando que algo no iba bien.


Por lo que sugiero tomar en consideración los siguientes aspectos:


  • Cómo es la conducta disruptiva. Qué hace el niño cuando se molesta. (A veces llora, vocaliza, dice frases, se tira al suelo, lanza golpes o patadas, mira al rostro).
Una vez tomemos notas, podemos conversarlo con el Terapeuta o Psicólogo y considerar cuál sería la mejor forma de abordar la situación

  • La reacción del entorno social frente a esta rabieta (se asustan, lo golpean, le dan en el gusto).
En ocasiones, y muchas veces sin ser concientes de ello podemos estar reforzando la conducta del niño y si, en una ocasión obtuvo XX resultado intentará repetir la conducta hasta obtener de nuevo lo que desea.

  • Los resultados de tal reacción (el niño se calma, continúa con su reacción por largo rato, sonríe).
Esto podría darnos algunas señales para saber si el plan que estamos poniendo enpráctica está realmente funcionando o debemos apoyarnos en el especialista para modificarlo.

  • Los elementos que rodean la conducta (qué pasó antes, durante y después).
De esta forma podemos detectar la causa y si está en nuestras manos prevenir la conducta anticipando los posibles escenarios.

  • Las posibles motivaciones del niño (un objeto, un alimento, una persona, no hacer algo, salir de un lugar, ir hacia un lugar, sueño, hambre, fatiga).
Nos ayudará a reconocer cuando estamos ante una posible crisis o berrinche, o simplemente se trata de una necesidad básica no cubierta. 

  • Cuanto tiempo dura la conducta negativa (minutos, horas).
Lo menos que hacemos es medir el tiempo porque nos resulta infinito el momento que nuestro peque está en plena rabieta, pero es en definitiva un abuena señal que los tiempo se reduxcan paulatinamente.


En otro extremo tenemos a los niños no verbales o con poca comunicación verbal cuyas caracteristicas emocionales responden al rechazo a participar en actividades que se les dificulta y manifiestan su desagrado por lo que no entienden, reaccionando a la frustración o la fatiga con estas "conductas disruptivas", que claramente no es podemos manejar con enfoques “correctivos” rígidos. Aquí es cuando podemos utilizar la técnica que mejores resultados ha dado a lo largo de los años que lleva en práctica la Disciplina Positiva: La  Flexibilidad y Negociación.



Les invito a descargar el leer también el Manual Modificación de Conducta, que ofrece algunas técnicas con ejemplos incluidos.



Recuerden siempre que tengan dudas consultar con su Terapeuta de Confianza y el Psicólogo, son especialistas que pueden orientarnos, escucharnos y ofrecernos herramientas para salir adelante.



Y que no falte jamás la triada perfecta Amor+Paciencia+Constancia 




miércoles, 12 de septiembre de 2018

PREADOLESCENCIA TEA ¿QUÉ HAGO?

Hace un par de entradas les comentaba que hemos llegado a esta etapa, después de superar los famosos: "Terribles" 3, y 4, y 5, y todos los demás, llegamos aquí, a los 9 años, una edad donde muchos se encuentran entre hacer cosas de niños pequeños pero dar respuestas de adolescentes que nos dejan en ocasiones sin palabras; se trata de un período de cambios emocionales y sociales que marcan el fin de la infancia y el inicio de la madurez, aunque así como el control de esfínteres y el control de impulsos y muchas otras cosas más, esto llevará su tiempo. Pasaremos por inevitables momentos de frustración, llanto, y más de lo que ya hemos vivido, solo que varía la intensidad y la frecuencia.

Por supuesto, el cómo hemos abordado hasta ahora ciertas situaciones, nos dará un punto a favor para los nuevos retos. Es decir, se supone que a estas alturas hemos establecido normas, y que todos los miembros de la familia estan concientes que cada acción genera una reacción y en consecuencia debemos actuar.

En casa, por ejemplo, tenemos horarios para el uso de la computadora, el televisor, los juegos de playstation y por supuesto existen asignaciones que van generando responsabilidad, como doblar su ropa, ayudar en la preparación de las comidas y si por alguna razón no quisieran cumplir con estos compromisos, se les restaría en consecuencia tiempo de las actividades que les agradan. En caso contrario, a veces, podemos hacer concesiones en ocasiones especiales.

Es importante, como a todo niño, dar estructura, hacerles sentir que su ayuda es fundamental para realizar las actividades que les corresponden y reforzar de forma positiva, esto no debe ser siempre con algun obsequio o tiempo extra, también reforzamos a través de frases motivadoras, un abrazo, un movimiento de manos que resulte divertido... 

Una vez hacemos conciencia de este niuevo desafío nos preguntamos ¿Qué debemos hacer? y es que la tarea que se nos ha encomendado de Ser Padres y formar a otro ser humano, no resulta nada sencillo. Es normal que nos asalte un sentimiento de angustia y preocupación pero no debemos permitir que este predomine, ya que perciben con mucha más frecuencia de lo que pensamos, nuestras emociones.

Lo primero que debemos hacer es buscar orientación, definitivamenta la ayuda profesional nos dará herramientas para manejar ciertas situaciones y conductas típicas de esta etapa, conversar con otros padres que puedan compartir su experiencia y brinden estrategias, sin olvidar que en ocasiones lo que funciona para uno, no lo hace con el resto y debemos hacer nuestras propias adaptaciones y crear nuestros propios métodos basados en lo mucho que conocemos a nuestros hijos.
Es necesario tener conciencia de la madurez emocional y cognitiva de nuestros hijos en todo momento, por lo general podemos ver en su reacción y actitud señales que nos indican cuando debemos ser más firmes, cuando podemos negociar diferentes alternativas y cuando ser un poco más flexibles, y no me refiero a ceder, sino a bajar el tono de voz, y de manera más suave mantener una conversación pausada en la que podamos explicar con argumentos sólidos, y si la ocasión lo amerita, como algún personaje de sus comiquitas, minimizando la carga de ansiedad y estrés.
Como padres podemos en ocasiones ser muy exigentes (me ha pasado), olvidamos muchas veces que ellos procesan la información de forma distinta  y es tanta la presión que tenemos del entorno, que al verlo de cierta edad, exige "conductas socialmente aceptables" y terminamos presionando, imponiendo y forzando las etapas para las que aún no están preparados.

Cuando nos encontramos con el nivel cognitivo y emocional que nos permita abordar ciertos temas, lo ideal sería:

  • Conversar con nuestros hijos sobre la pubertad, adolescencia y los cambios que vienen a continuación, utiliza apoyos visuales. Recuerda que pueden alarmarse cuando sucede algo inesperado.
  • Hacerles saber que siempre estarás dispuesto a responder sus inquietudes (aunque estas sean sobre dejarse crecer el cabello como Sonic y pintarse de azul).
  • No darle vueltas al asunto con conversaciones de relleno. Se claro y conciso en la información que solicita, teniendo en cuenta su literalidad.
  • Jamás, jamás dar nada por hecho. Incluso aquello que nos parece obvio, en ocasiones no pueden generalizarlo en todos los contextos y aunque resulte algo tedioso explicar lo mismo una y otra vez, esta es la mejor forma de lograr de forma exitosa el aprendizaje.
  • Reduce su ansiedad hablándole de tu experiencia, cómo te sentiste al respecto y qué hiciste, es importante que pueda reconocer sus emociones y hablar al respecto.
  • No le sobreprotejas. Esta en definitiva es la parte más complicada, quisieramos protegerlos de todo cuanto los rodea y evitarles cualquier sufrimiento, pero si quitamos todas las piedras de su camino, el día que no estemos, no sabrán que hacer cuando deban enfrentarse a una. Es nuestro deber acompañarles y brindarles las herrameintas pero deben vivir sus propias experiencias y descubrir sus propios límites.
  • Tomando un poco del punto anterior, debemos enseñarles a decir NO, cuando no se sientan a gusto, cuando algo salga de sus límites, cuando simplemente no deseen hacerlo. No podemos simplemente obligarles a realizar alguna actividad, debemos tener en cuenta que ellos en algún momento pueden negarse y este es el mejor momento para negociar.
  • Acompañarlos en el proceso de toma de decisiones y enfrentar junto a ellos las consecuencias positivas o negativas de estas. No es sencillo, dejarlos hacer, "soltarles un poco", estar alerta y angustiarnos es practicamente otra capa de piel; sin embargo, es necesario a partir de esta edad fomentar cierto grado de independencia (ni muy muy, ni tan tan, ¿ustedes me entienden, verdad?.
  • Nuestro mayor desafío, ayudarles a hacer amigos. En ocasiones evitaran las situaciones sociales porque estas pueden generarles mucho estrés y es aquí cuando acudimos al rescate, no para aislarlo, sino para ayudar a desarrollar las habilidades sociales, he visto que en algunas zonas se organizan pequeños grupos de jóvenes con TEA y facilitan la interacción para más adelante poner en práctica lo aprendido con otras personas.
  • Ayúdale a reconocer sus cualidades y fortalezas, refuerza su autoestima y hazle saber que todas las personas, incluyéndole, somos valiosas para la sociedad.
  • Conversa sobre su sobre su diagnóstico, es importante que reconozcan y aprendan a superar sus debilidades y transformarlas en fortalezas para avanzar. Enséñale ejemplos de personas con TEA que son valorados y respetados, también enséñale alternativas para solucionar ciertas situaciones, por ejmeplo, decirle al profesor «me resulta difícil centrarme en la clase si el ventilador está girando ¿lo podemos apagar?».

Les voy a dejar el enlace de descarga de una guía que me ha encantado porque tiene muy buenos consejos y estrategias que podemos adaptar según sea nuestro caso.


200 Consejos y Estrategias para Padres de Niños con Sindrome de Asperger de Brenda Boyd



jueves, 9 de agosto de 2018

PREADOLESCENCIA TEA

En un abrir y cerrar de ojos se nos han pasado los años, tengo tanto por escribirles, por contarles...

Para empezar, hemos entrado en la Preadolescencia, esa etapa que va de los 9 a los 13 años en la cual se construye la identidad del niño y por supuesto se enfrenta a muchos cambios, sobretodo emocionales.
Resulta que desde muy pequeños vamos librando una gran batalla para lograr un buen manejo de las emociones (tanto en nuestros peques, como en nosotros mismos), por lo general esto ocurre a partir de los 5 años aproximadamente, cuando se reducen las rabietas que son perfectamente normales. Sucede entonces que en nuestros peques con TEA esto se lleva un poco más de tiempo y podemos llegar a los 8 o 9 (y más) años observando y trabajando, por supuesto no con tanta frecuencia, las rabietas y pataletas producto de la poca tolerancia a la frustración y si a esto le sumamos los nuevos cambios emocionales a los que deben enfrentarse, propios del desarrollo evolutivo que trae consigo la Preadolescencia, nos encontramos en presencia de una bomba de tiempo.

Y entonces, cuando crees tener los conocimientos básicos con respecto a los TEA, se te viene todo abajo con esta nueva etapa. Es muy fácil sentirse desorientado; en mi caso debo aprender de esta nueva experiencia con mi chico y retomar parte de lo aprendido con él para ponerlo en práctica con mi chica, es medio complicado porque son personalidades totalmente opuestas, con reacciones distintas, y aunque parezca mentira suele ser más intenso el estallido de ella.

He pensado durate días en esta publicación y es que en pocos meses él cumplirá 10 años, es alto,  mide 141cm, le falta muy poco para alcanzarme 🙈 y aún así parece ser tan pequeño en ocasiones, puede pasar horas rodando por un tobogán o "subirse al burrito" y no querer bajarse. Por supuesto, las miradas no se hacen esperar, sobre todo cuando su deseo por jugar es tan grande que prácticamente pasa por encima de los más pequeños, me apena mucho, siempre debo vigilar su juego porque puede sin querer lastimar a otros, no mide cuando la emoción lo sobrepasa.

Esta mamá viene percatándose que debe hacer frente a un nuevo reto, porque al acercarse la adolescencia surgen con mayor intensidad los momentos de "Para todo hay una respuesta" y "Yo puedo solo", últimamente se escapa 😥, esto no ocurría desde los 3 años, según él se va a ver, a correr, a donde sea, sin medir los peligros a los que puede enfrentarse. Una situación nada agradable que, por supuesto, no escapa de los pésimos comentarios al respecto.

Es curioso porque cuando son pequeños los adultos que les rodean, en ocasiones, muestran más comprensión hacia ciertas conductas, pero al ir creciendo, se espera del niño, próximamente adolescente, una conducta acorde a su edad, que "se comporte" según los parámetros socialmente aceptables, y surgen de nuevo los comentarios poco agradables, a cerca del juguete que usa para dormir, de la rabieta que arma si le dan agua en un vaso que no es es suyo... Y ni hablar cuando llegan a la adultez dónde son tildados de mañosos, temáticos, fastidiosos (con ojos en blanco incluídos), excéntricos, extravagantes y pare de contar, es decir, que al transcurrir los años tristemente y por falta de conocimientos, la empatía y compresión hacia las personas con TEA va disminuyendo

Solemos hacer énfasis en el abordaje hacia el niño, esperando que se convierta en un adulto funcional, con un mínimo de autonomía (lo que por cierto lleva mucho trabajo), pero no debemos olvidar que las particularidades de la persona con TEA no desaparecen; podemos modificar las conductas disruptivas, enseñar estrategias para enfrentar la frustración y la ansiedad, disminuir la frecuencia de las estereotipias si éstas interfieren con actividades de la vida diaria, pero definitivamente las características propias de las personas con TEA, NO DESAPARECERÁN.

Ahora bien, pasa salir airosos sin salir despavoridos en el intento, debemos buscar estrategias y por supuesto adaptarlas a nuestras necesidades y las de nuestros chicos, recuerden siempre que cada caso es único, así que NO EXISTE una formula mágica o receta que pueda funcionar para todos. Hasta el momento he aprendido que:

  • Como anteriormente comentaba suelen disminuir las rabietas, aunque la intensidad de estas se mantiene.
  • Si vas en contra, llevas la batalla perdida. Imponer nuetra voluntad no es de gran ayuda, genera frustración en ambas partes y desemboca en grandes crisis. Tómate el tiempo para explicarle
  • Al negociar, debemos ofrecer argumentos sólidos.
  • Debemos dejar las reglas o normas bien claras desde el principio.
  • Al tomar una desición debemos actuar con firmeza, sin perder la amabilidad. No olvidemos que continúan siendo niños y si muchas veces, como adultos sentimos que la situación nos sobrepasa, imaginen como pueden sentirse ellos.
  • Nuestro trabajo como padres es ayudar a reducir el caos, no sumarnos a él.
  • Es importante cumplir las promesas.
  • A veces se nos agota la paciencia, es normal, a todos no puede ocurrir. Pero es importante buscar ayuda cuando caemos en cuenta que nuestro estado de ánimo se está viendo afectado y estamos lastimando a las personas que nos rodean.
  • Imprescindible tener una actividad de disfrute, individual o familiar, un par de días al mes o de la forma que puedan organizarse.
  • Debemos con frecuencia hacer bromas, pueden no entenderlas y debemos explicarlas (tal vez después no resulten tan graciosas), pero les ayudará a comprender un poco el mundo en el que vivimos, podrán reconocerlas y no caer en frustración cuendo entiendan que para algunas personas es divertido decir cosas que no son ciertas.
  • Todas las actividades de socialización durante al menos el primer año serán intentos fallidos, pero esto no debe desmotivarte y es aquí donde la constancia juega un papel importante. Le verás llorar y también lo harás, le verás caer y correras en su ayuda, tu apoyo será fundamental, será el impulso que necesite para intentarlo las veces que desee hacerlo.
  • Jamás debemos cortar sus alas diciéndoles que no pueden. Siempre habrá forma, buscamos herramientas, estrategias, adaptaciones, dividimos en pasos más cortos, pero sin desanimarles.
  • Para finalizar, porque si me dejan les hago un libro 😂😂😂, es muy muy importante recordarles a diario cuanto les amamamos (con pequeños besos y abrazos cuando lo permitan), y aunque el gesto no sea recíproco, un día de la nada unos pequeños brazos cálidos te envolveran y tu corazón se hinchará de la emoción.

He aquí el burrito...


domingo, 20 de mayo de 2018

¿CÓMO SE ENFRENTA PAPÁ AL DIAGNÓSTICO?


Es curioso porque somos las madres quienes, por lo general, asumimos por completo la carga emocional y hacemos a un lado a los padres (muchas no sabemos cómo incluirlos en lo que estamos sintiendo).

Pero no me refiero a aquellos Padres que se desentendieron de la situación, o que están pero actúan como si la cosa no fuera con ellos 🙈 hablo de los Papás que acudieron a cada consulta, aquellos que abrazan y besan a sus hijos, aquellos que también se desvelan cuidando el sueño de sus peques, aquellos que se comprometieron al recibir el diagnóstico y quieren aprender cada día más como ayudar a sus peques.

Claro, no sabría decirles con exactitud como se sienten, los hombres no demuestran tan fácilmente sus emociones.

Ellos se convierten en la columna que nos sostiene, nos brindan su apoyo, observan en silencio, respetan nuestro duelo mientras llevan en silencio el suyo a cuesta.
En ocasiones la relación se desequilibra, comienzan las discusiones por todo y es que no logramos sintonizar.
A veces damos por sentado que ellos entienden nuestros silencios, deseamos que entiendan como nos sentimos y terminamos convirtiendo el hogar y todas las conversaciones en un campo minado...


Y es que momento de recibir el diagnóstico para mamá cambia todo, muchas pasamos a ser cuidadoras el 100% del tiempo, debemos reestructurar nuestras vidas, ajustarnos a esta nueva realidad. Debemos educarnos, aprender a manejar el torbellino de emociones que de ahora en adelante vivirán en nuestro corazón y lidiar además con el entorno, PERO, hay alguien que también siente, física y emocionalmente todo esto que está ocurriendo, que no sabe cómo enfrentar los cambios de humor de Mamá, que no tiene idea de lo que debe hacer cuando hay una crisis, que también ama a su familia y desea protegerla por encima de todo.

Papá también merece reconocimiento.



LOS QUE SABEN TAMBIÉN SE EQUIVOCAN...