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lunes, 5 de octubre de 2015

YO CREO EN TI...

¿Subestimamos a nuestros hijos? ¿Llegamos a ser sobreprotectoras en ocasiones?
¿De ser así, lo admitiríamos? ¿Sabemos reconocer el limite entre el cuidado y la sobreprotección??

      Cuando Moisés estaba pequeño, tenía esta tendencia a sobreprotegerlo, hacer absolutamente todo por él, no le permitía experimentar. Si, es verdad que Moisés no iba al ritmo de muchos otros niños y que antes de los tres años y medio sus palabras eran ininteligibles, pero en parte fui yo la responsable de que esto ocurriera, pues apenas hacía un gesto o emitía un sonido yo era capaz de adivinarle lo que quería sin pedirle si quiera que se esforzara un poco en repetir las palabras, no estimulaba su aprendizaje.

Subestimé la inteligencia de mi hijo, por mucho tiempo lo creí incapaz de entenderme.

      Aún cuando estamos conscientes de que nuestros hijos en algún momento deben aprender a manejar algunas situaciones, momento de dolor, una decepción, amor, rechazo, abandono... Y todas estas experiencias de las cuales nos gustaría protegerlos siempre, sobretodo cuando son pequeños, tan frágiles, en un mundo donde estamos expuestos a todo, donde vemos en ocasiones tanta maldad y aún existe el rechazo hacia los que piensan diferente, sienten diferente o son diferentes, me preguntaba entonces si solo cuidaba de mi hijo o lo sobreprotegía al tratar de suavizarle esas sensaciones que para él era, y son un tornado de información: cambios, ruidos, olores, horarios, estas cosas que para algunos sería más fácil de aceptar... Ya proximo a cumplir 7 años, aun me confunde la idea de dejarlo experimentar pero cuidarlo de lo inevitable, de soltarlo pero a la vez ir paso a paso. 

      Lamentablemente no somos inmortales y no podemos, aunque así lo deseemos con el corazón, protegerlos de todo. No podemos crear una burbuja de cristal solo para que nuestros hijos vivan porque el día que faltemos en sus vidas por una razón u otras serán ellos los que pasaran necesidades.

      Al nacer mi hija me fue imposible darle el 1000% de mi atención a Moisés, ustedes saben como es el cuidado de un recién nacido... Y en casa sola, con dos niños, necesitaba un poco de ayuda, comencé entonces a pedirle a Principe su colaboración.. Allí fue cuando realmente comprendí que no le habia permitido demostrarme que podía hacer muchas cosas, que aunque tuviese que repetirle hasta 6 veces porque lo olvidaba, podia ser un excelente ayudante... Además de aprender palabras nuevas y su significado, lo integraba en el cuidado de su nueva hermana, cosas como: pasame las toallitas, vamos a botar el pañal, donde está el coche, intenta ponerte la camisa y yo te ayudo... Realmente le interesaba aprender, claro no todos los días se encontraba animado, pero a los buenos momentos le sacaba provecho

      En definitiva el nacimiento de su hermana me abrió los ojos y puede ayudarlo a aprender hacer cosas por si mismo, a ser un poco más independiente y colaborador en casa, a no depender constantemente de mamá o papá, a intentarlo antes de pedir ayuda.

      Pero saben algo, me pasó de nuevo. Hace unos meses después de bañar a mi niña ya de 2 años, me dijo que NO, cuando intentaba ponerle una franela, la miré y me dijo YO PUEDO SOLA, mi reacción al momento fue molestarme porque sabía que no podía hacerlo (si, que infantil) y fue en ese momento cuando comprendí cuan sobreprotectoras y en ocasiones manipuladoras podemos llegar a ser las madres, no lo hacemos con mala intención o al menos no es mi caso, sino que me sentí mal al pensar que ya no me necesitaba, caí en cuenta del proceso de independencia y autonomía por el que nuestros peques deben pasar y los padres debemos fomentar, así solo me quedé viendo como luchaba con la franela y comencé a animarla.

      Creo que las madres nacemos con ese instinto de sobreprotección, cuidado y algunas hasta dominantes. Amamos tanto a nuestros hijos que queremos ser indispensables siempre en sus vidas tengan o no una condición reforcemos su aprendizaje y su autonomía en la medida de sus capacidades, que crezcan siendo seguros, con autoestima, optimistas frente a las dificultades, que aprendan a esforzarse para conseguir sus objetivos.

      El crecimiento de todo hijo es un aprendizaje constante, para él, para uno como madre/padre y para la familia en general! Muchos tendremos algunas fallas en el proceso, cometeremos errores porque somos humanos, pero estoy segura que al final tendremos un resultado positivo.


LOS QUE SABEN TAMBIÉN SE EQUIVOCAN...