viernes, 19 de octubre de 2018

MANEJO CONDUCTUAL EN TEA

Me gustaría iniciar esta entrada con una frase que leí por ahí:


"Tal vez la tarea más difícil de ser padres,

no es la de controlar el comportamiento de los hijos, sino controlar el propio”.
-Luther Lakota-

Y es que el tema del comportamiento y conductas disruptivas de nuestros peques, nos hace perder la paciencia y frustrarnos, en ocasiones tanto o más que ellos, llegando en algunos casos al maltrato físico y psicológico. Esto también es posible ver esto incluso en las instituciones educativas, cuando el docente frustrado por no poder "controlar" al niño reacciona de forma negativa. Y es que algunas personas ven a los niños como adultos en miniatura e incluso se les exige un control total de las emociones a los tres años de edad cuando muchos de treinta años aún no lo hacen.

Ahora bien, entre las conversaciones que he mantenido y los comentarios leídos de las mamitas, el tema de mayor interés es el manejo en casa de ciertas conductas que resultan socialmente inaceptables y por supuesto produce angustia el no saber como enfrentar estas situaciones. En la actualidad existen diversas técnicas para el manejo de estas conductas en los niños con TEA, y las terapias resultan efectivas, por supuesto cuando las terapias son acompañadas del refuerzo constante en casa.

Pero ¿Qué pasa cuando esas terapias por razones varias resultan inaccesibles, cuando no podemos costear o mantener una asistencia constante a los centros terapéuticos? Ese fue nuestro caso, lamentablemente no tenemos la posibilidad de asistir con frecuencia a las terapias que requieren mis peques, pero a las pocas que asistimos intentamos sacar el mayor los provechos haciendo cualquier cantidad de preguntas (les sugiero realizar anotaciones y llevar la lista con todas las inquietudes). Además, el internet se convirtió en nuestro aliado a la hora de descargar material de lectura que complementara la información o estrategias ofrecidas por los terapeutas.
De este material el que ha tenido mayor impacto y nos ha funcionado de maravilla ha sido la Guía: 200 Consejos y Estrategias para Padres de Niños con Síndrome de Asperger, por supuesto, aplicable a cualquier realidad, realizando adaptaciones acorde a los requerimientos y edad de cada peque.

Lo primero que nos debe quedar bien claro es que...

Tomaré este texto de Berna Iskandar (Periodista, meditadora, blogger, conferencista, divulgadora de temas de crianza alternativa, creadora de @conocemimundo conocemimundo@gmail.com quien lo explica de la mejor forma:



"¿Qué pasa con los berrinches en el cerebro de los peques?

Estos son principios básicos de la Disciplina Positiva. Es por eso que, personalmente, he desechado los métodos conductistas, sin embargo, cada niño es diferente y el entorno que rodea a cada familia. Aquí les va el texto que apela a acompañar la emoción de un niño con rabieta:



Las rabietas son manifestaciones propias y saludables de la edad (2 a 5 años) por razones psicoevolutivas.


  • El niño pequeño se encuentra bajo dominio del cerebro medio (emocional o límbico) El cerebro superior (racional o neocortex) está en formación. Por tanto durante la primera infancia son básicamente emocionales. No han madurado recursos racionales para expresar/gestionar las emociones como lo haría un niño mayor (7 años en adelante) o un adulto.

  • Durante una rabieta el cerebro emocional toma control y la criatura –aunque quiera- no puede parar. Se produce lo que los neurocientíficos llaman secuestro amigdalino o amigdalar. Por tanto la expresión del niño es pura, intensa y genuina, y no manipulación como se ha hecho creer desde el criterio adultocentrista.
  • Las rabietas quedan atrás por si solas en la medida en que el niño madura. Difícilmente veremos a un niño de ocho o de diez años tirarse al piso en medio de un pasillo del supermercado, secuestrado por al amígdala cerebral. En esta etapa, si no hemos provocado interferencias, ya pueden manifestar disconformidad mediante recursos propios de su edad (argumentar, insistir, negociar, etc…)
  • Las rabietas se pueden evitar, atendiendo oportunamente las señales sutiles de los niños (hambre, cansancio, necesidad de brazos, mirada, consuelo…) antes de que, a falta de recursos, desborden en una explosión emocional descontrolada. Las rabietas también pueden evitarse si nos anticipamos (pasamos por la acera de enfrente de la juguetería cuando vamos apurados para evitar que el niño la vea y quiera quedarse).
  • Una vez que se producen las rabietas, la forma respetuosa de abordarlas es acompañar, (SIN IGNORAR, NI CASTIGAR) empatizar con el niño, validar sus emociones (entiendo que te sientas mal por…), mantenernos siempre disponibles, abrazar si el niño lo permite, impedir que el niño se haga daño o dañe a los demás.
  • No siempre podemos complacer los deseos del niño. Pero podemos permitir que manifieste y mantenga contacto consciente con sus emociones sin que ponga en riesgo su integridad o la de otros, en cuyo caso podemos contener con firmeza y sin violencia".

Suena todo perfecto, y seguramente te preguntarás si eso de: "Las rabietas quedan atrás por si solas en la medida en que el niño madura" aplicará a nuestros peques con TEA. Y las respuesta es SÍ, nuestros peques también pasan por el proceso de maduración porque el desarrollo del ser humano no es estático, las conductas (y ciertas características) son susceptibles a disminuir, cambiar e incluso desaparecer con la intervención adecuada. ¡OJO! Con esto no se habla de la famosa "cura", sino de MEJORÍA SIGNIFICATIVA; pero sucede que, debido a la existencia de un trastorno del neurodesarrollo, esta "maduración" se realiza de forma tardía y requiere de nosotros, su entorno (papá, mamá, hermanos, abuelos, docentes...) y orientación psicológica, para lograr con exito instaurar o eliminar ciertas conductas.

Entonces, ¿Qué debo hacer? (Eso me preguntaba al principio con mucha frecuencia)
Buscar información, es el primer paso, sobre las técnicas que puedo utilizar en casa. Pero no cualquiera funciona, debemos buscar o modificar de manera que se adapte a nuestra realidad, a nuestros recursos y a las necesidades de nuestros peques.

Por ejemplo: Está molesto y su primera reacción es golpear, lanzar objetos y gritar. Desde casa y con ayuda que la guía que antes les comentaba realizamos una lista, en familia de cosas que podemos hacer y cosas que no podemos hacer cuando estamos enfadados, la idea de esto es establecer normas y límites (recordemos que los límites dan estructura y la estructura ayuda a mantener la calma). Además, es una actividad en la que puede participar toda la familia y podremos ayudarle a identificar la emoción y expresarla de forma saludable sin herir a las personas que nos rodean.


Importante resaltar que estas estrategias no funcionan de forma mágica, es decir, puede tomarnos incluso meses (años en mi caso) ver los resultados, pero es nuestra constancia y paciencia lo que dará frutos.



Pero antes de aplicar alguna estrategias debemos tener en cuenta que no todas estas manifestaciones tienen el mismo origen, quizá ese berrinche es realmente una crisis debido a un tema sensorial y como padres, muchas veces cansados, podemos pasar por alto esas señales que nos enviaba el niño indicando que algo no iba bien.


Por lo que sugiero tomar en consideración los siguientes aspectos:


  • Cómo es la conducta disruptiva. Qué hace el niño cuando se molesta. (A veces llora, vocaliza, dice frases, se tira al suelo, lanza golpes o patadas, mira al rostro).
Una vez tomemos notas, podemos conversarlo con el Terapeuta o Psicólogo y considerar cuál sería la mejor forma de abordar la situación

  • La reacción del entorno social frente a esta rabieta (se asustan, lo golpean, le dan en el gusto).
En ocasiones, y muchas veces sin ser concientes de ello podemos estar reforzando la conducta del niño y si, en una ocasión obtuvo XX resultado intentará repetir la conducta hasta obtener de nuevo lo que desea.

  • Los resultados de tal reacción (el niño se calma, continúa con su reacción por largo rato, sonríe).
Esto podría darnos algunas señales para saber si el plan que estamos poniendo enpráctica está realmente funcionando o debemos apoyarnos en el especialista para modificarlo.

  • Los elementos que rodean la conducta (qué pasó antes, durante y después).
De esta forma podemos detectar la causa y si está en nuestras manos prevenir la conducta anticipando los posibles escenarios.

  • Las posibles motivaciones del niño (un objeto, un alimento, una persona, no hacer algo, salir de un lugar, ir hacia un lugar, sueño, hambre, fatiga).
Nos ayudará a reconocer cuando estamos ante una posible crisis o berrinche, o simplemente se trata de una necesidad básica no cubierta. 

  • Cuanto tiempo dura la conducta negativa (minutos, horas).
Lo menos que hacemos es medir el tiempo porque nos resulta infinito el momento que nuestro peque está en plena rabieta, pero es en definitiva un abuena señal que los tiempo se reduxcan paulatinamente.


En otro extremo tenemos a los niños no verbales o con poca comunicación verbal cuyas caracteristicas emocionales responden al rechazo a participar en actividades que se les dificulta y manifiestan su desagrado por lo que no entienden, reaccionando a la frustración o la fatiga con estas "conductas disruptivas", que claramente no es podemos manejar con enfoques “correctivos” rígidos. Aquí es cuando podemos utilizar la técnica que mejores resultados ha dado a lo largo de los años que lleva en práctica la Disciplina Positiva: La  Flexibilidad y Negociación.



Les invito a descargar el leer también el Manual Modificación de Conducta, que ofrece algunas técnicas con ejemplos incluidos.



Recuerden siempre que tengan dudas consultar con su Terapeuta de Confianza y el Psicólogo, son especialistas que pueden orientarnos, escucharnos y ofrecernos herramientas para salir adelante.



Y que no falte jamás la triada perfecta Amor+Paciencia+Constancia 




LOS QUE SABEN TAMBIÉN SE EQUIVOCAN...